Aquel día se estropeó el termo, y fueron a Portugal, juntos, y vieron un león encima de un barco, y Alberto les trajo de vuelta, y después hicieron bizcocho de manzana, y se lo comieron cuando aún estaba calentito, y vieron París París, juntos. Y París salía nevado...
¡Qué noche la de aquel día! ¡Qué día el de aquella noche!
¡Qué noche la de aquel día! ¡Qué día el de aquella noche!
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